Pintar una habitación no debería ser solo una cuestión estética. Según el Feng Shui, la antigua filosofía china que busca armonizar los espacios a través de la energía, el color de las paredes puede influir profundamente en el bienestar emocional, el descanso y la calidad de vida dentro del hogar.
Para esta tradición milenaria, cada color vibra con una energía distinta. Por eso, elegir el tono correcto no solo embellece el espacio, sino que también activa, calma o equilibra las emociones que se experimentan. En el caso de una habitación, el objetivo primordial es fomentar la paz, la serenidad y el descanso profundo.
Expertos en esta disciplina, como el decorador Goian, conocido por combinar estilos orientales y occidentales, sugieren que los colores neutros son una excelente base para una habitación. Tonos como el beige, crema, gris claro o marrón suave tienen la capacidad de generar una atmósfera de calma y contención.
Si lo que se busca es aumentar la sensación de refugio, los colores tierra más intensos como el ocre o el terracota también pueden ser aliados ideales. Combinarlos con tonos más suaves puede equilibrar el flujo de energía, aportando tanto fuerza como tranquilidad en proporciones armoniosas.
"Combinarlos con tonos más suaves puede equilibrar el flujo de energía".
El diseño del espacio
Más allá del color, esta filosofía también insiste en que el diseño de la habitación debe responder a una intención clara. La posición de la cama, la entrada de la luz natural, la presencia de plantas vivas o materiales naturales, todo cuenta para crear una atmósfera armoniosa.
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