Para muchas personas, el café es mucho más que una bebida. Su inconfundible aroma y su sabor intenso lo convirtieron en el compañero ideal. Sin embargo, no todo es perfecto cuando se trata de su efecto en los dientes.
Y es que los pigmentos intensos del café, conocidos como cromógenos, tienen la capacidad de adherirse al esmalte del diente, generando esas manchas oscuras que poco tienen que ver con una sonrisa saludable.
Esta preocupación por la apariencia de los dientes llevó a muchos a buscar alternativas o incluso reducir su consumo, pero no es necesario llegar tan lejos para mantenerlos blancos y sanos sin renunciar al café.
Expertos en salud bucal coinciden en que el secreto está en cómo se consume esta bebida. Pequeños cambios en los hábitos diarios pueden marcar una gran diferencia en la forma en que el café afecta los dientes. Por ejemplo, beberlo de manera que se reduzca su contacto directo con el esmalte o limitar el tiempo que permanece en la boca ayuda a proteger los dientes.
"Pequeños cambios en los hábitos diarios pueden marcar una gran diferencia".
Antes de tomar
Otra recomendación sencilla pero efectiva es enjuagar la boca con agua después de tomar café. Este hábito, casi inmediato, permite eliminar residuos antes de que los pigmentos se fijen sobre los dientes.
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