La mandarina no solo es una fruta deliciosa, rica en vitamina C y antioxidantes, sino también un elemento cargado de simbolismo en muchas culturas orientales. Más allá de su uso culinario, esta fruta tiene un rol especial en el Feng Shui.
Colocar cáscaras de mandarina en los accesos de una casa, como puertas o marcos de ventanas, tiene un doble efecto. Por un lado, se cree que permite la entrada de energías positivas, activando la circulación de la prosperidad y la buena suerte. Por otro, su vibrante color y aroma cítrico crean una barrera sutil contra las malas vibras, purificando el ambiente de forma natural y agradable.
El Feng Shui asocia la mandarina con el ciclo de la madera, uno de los cinco elementos esenciales de esta filosofía. Este elemento representa el crecimiento, los comienzos y el flujo vital.
En este contexto, la mandarina, al ser colocada estratégicamente en zonas de paso o entrada, simboliza el impulso hacia nuevas oportunidades, felicidad duradera y estabilidad económica, potenciando el bienestar del hogar.
"Simboliza el impulso hacia nuevas oportunidades".
Otros beneficios
Más allá de su simbolismo energético, la mandarina también ofrece beneficios prácticos. Las cáscaras desprenden un aroma fresco que ayuda a aromatizar naturalmente el espacio, reduciendo olores no deseados y creando una atmósfera más serena.
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