El cepillo de dientes es una herramienta esencial en la rutina de higiene bucal. Si bien lo usamos a diario, no siempre somos conscientes de que su correcto mantenimiento y renovación frecuente son clave para preservar la salud no solo de dientes y encías, sino del cuerpo en general.
Mantener una buena higiene bucal implica mucho más que simplemente cepillarse los dientes dos veces al día. El uso adecuado del cepillo de dientes, junto con el hilo dental y las visitas regulares al dentista, puede prevenir problemas de salud como caries, gingivitis y periodontitis.
La “Asociación Dental Americana” (ADA) recomienda cambiar el cepillo de dientes cada tres meses. Este período garantiza que las cerdas mantengan su eficacia para eliminar la placa bacteriana y los restos de comida.
Si las cerdas están deformadas o desgastadas, no solo pierden su efectividad, sino que pueden dañar las encías y contribuir al desarrollo de problemas periodontales. Incluso si el cepillo de dientes parece estar en buen estado, su capacidad de limpieza disminuye con el uso diario.
"Pueden dañar las encías y contribuir al desarrollo de problemas periodontales".
Proliferación de bacterias
Además del desgaste, otro factor clave es la proliferación de bacterias en el cepillo de dientes. Estudios publicados en el “Journal of Clinical Dentistry” señalan que, con el tiempo, las cerdas acumulan microorganismos, especialmente si no se limpian y secan adecuadamente.
Esta acumulación puede convertirse en un riesgo para la salud bucal y general, ya que esas bacterias pueden infectar la cavidad oral o contribuir al mal aliento.