La NASA atraviesa una de sus mayores crisis institucionales, marcada por un clima de tensión, incertidumbre y creciente descontento entre sus trabajadores. Un reciente movimiento desde el gobierno de Donald Trump encendió las alarmas dentro de la agencia.
La NASA fue el escenario de una rebelión, luego de que casi 300 empleados y excolaboradores firmaran una carta abierta de protesta dirigida a Sean Duffy, nuevo jefe interino de la agencia. “Nosotros discrepamos”, repiten los firmantes en un manifiesto que denuncia duros recortes presupuestarios impulsados por la Casa Blanca.
Según advierten, estas medidas “comprometen la seguridad humana, desperdician recursos públicos, debilitan la seguridad nacional y socavan la misión central de la NASA”.
"Comprometen la seguridad humana".
Además, la NASA cuestionó la presión interna que estarían recibiendo los equipos para ejecutar decisiones que van en contra de su misión científica. “Cancelación de misiones internacionales, despidos masivos y recortes indiscriminados”, son algunas de las medidas que denuncia el escrito.
Cultura del silencio
La NASA se encuentra, según los firmantes, atrapada en una “cultura del silencio” instaurada desde el regreso de Trump al poder. Frente a ese escenario, muchos decidieron firmar el manifiesto de forma anónima.
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