Isabel Allende celebró recientemente los 40 años de su novela “La casa de los espíritus”, una obra que la hizo ascender en su carrera. “Me elevó en el aire, me sacudió hasta los huesos, me arrancó de una existencia mediocre y me lanzó hacia un horizonte abierto de infinitas posibilidades”, expresó la escritora nacional, según comunica “Infobae” y “EFE”. Tener sobre sus hombros el título de la “autora en español más leída del mundo” alberga una importante responsabilidad.
La famosa ya ha vendido más de 75 millones de ejemplares de “La casa de los espíritus”. “En los 40 años transcurridos desde entonces he padecido pérdidas, he cambio de países y de maridos, también he acumulado mucho éxito, lo que suele trastornar a las personas, pero nada me ha hecho perder mi centro, porque la escritura es mi brújula”, manifestó Isabel Allende. Su vocación es la que le permite continuar fuerte ante las tempestades de la vida.
Monserrat Álvarez tiene en un altar a Isabel Allende
Es precisamente esta entereza la que tiene encantada a Monserrat Álvarez, la flamante conductora de “Contigo en la mañana”. La compañera de Julio César Rodríguez dedicó un posteo a Isabel Allende donde festejaba el aniversario de su obra y dejaba a su comunidad con las frases más célebres del libro.
“Libro que marcó un antes y un después en la vida de Isabel Allende, que en agosto celebró 80 años. Un libro que leí por primera vez cuando era una adolescente y cuyo relato conservo como parte de esos tiempos”, declaró el rostro de Chilevisión.
“Nunca más”.
Las frases de Allende que resaltó Monserrat Álvarez fueron las siguientes: “Esa noche creí que había perdido para siempre la capacidad de enamorarme, que nunca más podría reírme ni perseguir una ilusión. Pero nunca más es mucho tiempo”, “tenía la idea de que, al poner nombre a los problemas, estos se materializan y ya no es posible ignorarlos. En cambio, si se mantienen en el limbo de las palabras no dichas pueden desaparecer solos, con el transcurso del tiempo” y “tal vez temía que ese grandioso amor, que había resistido tantas pruebas, no pudiera sobrevivir a la más terrible de todas: la convivencia”.