Durante mucho tiempo se sostuvo que los alimentos congelados tenían un menor valor nutricional que los frescos. Sin embargo, luego de muchos estudios, especialistas en alimentación han indicado que son una buena alternativa para una dieta equilibrada y, sobre todo, para evitar el desperdicio alimentario.
Según se sostiene una experta en salud intestinal y alimentación en la revista “Portafolio”, “las verduras congeladas suelen ser igual o incluso más nutritivas que los productos frescos que pasaron mucho tiempo en transporte y almacenamiento antes de llegar a la cocina”.
Los expertos remarcan que, después de ser cosechados, muchos vegetales se congelan para evitar la pérdida de nutrientes. Incluso, se dice que este procedimiento les permite mejorar el perfil nutricional de aquellos productos que pasan hasta semanas en la cadena de distribución.
Este procedimiento les permite mejorar el perfil nutricional.
Un ejemplo de ello son las espinacas. Son una gran opción para una alimentación equilibrada. Sin embargo, tienen una vida útil muy corta. Al congelarlas, sus nutrientes ricos en fibra, vitaminas A, C, K, hierro y potasio se mantienen y pueden usarse por más tiempo.
Su importancia
Las moras y las frutas del bosque se destacan por su contenido en antioxidantes, fibra, minerales y vitaminas. Al congelarse después de cada cosecha, se conservan sus propiedades y podemos usarlas para nuestra alimentación en cualquier momento del año.
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