La cultura de la inmediatez puede tener efectos negativos en la salud mental de las personas. Los expertos han destacado que el simple hecho de escuchar audios o ver videos en velocidades superiores a las normales puede ser perjudicial.
Los especialistas indican que el cerebro debe realizar tres procesos cuando se expone a información oral que puede llegar en audios o videos: codificar, almacenar y recuperar el contenido. Esto implica extraer las palabras, comprender su significado y contextualizar en tiempo real.
En condiciones normales, una persona habla a un ritmo de 150 palabras por minuto. Si esta velocidad se duplica, como se suele hacer en audios de WhatsApp, el contenido sigue siendo inteligible, pero el esfuerzo cognitivo aumenta, la memoria de trabajo puede saturarse, generando una sobrecarga que deriva en la pérdida de información.
La memoria de trabajo puede saturarse, generando una sobrecarga que deriva en la pérdida de información.
En un estudio realizado por la Asociación Americana de Psicología, han concluido que, por ejemplo, ver clases aceleradas permite recibir más información en menos tiempo, pero la comprensión se resiente dependiendo el conocimiento previo y el interés del estudiante.
A estar atentos
“Acelerar la información disminuye nuestra capacidad de análisis y de conexión emocional. El tono de voz, los silencios y las pausas también comunican. Al perderlos, se desdibuja el sentido emocional del mensaje”, aseguró la licenciada María Paula Castro, psicóloga del Hospital Universitario Austral, a “Infobae”, acerca de los riesgos de acostumbrarse a los audios acelerados.
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