Natalia Rodríguez, más conocida por todos como “Arenita”, tomó la decisión hace cuatro años de irse del país para comenzar una nueva vida en el extranjero, más precisamente en Dinamarca, junto a su esposo Jens Bach. No obstante, pese al buen nivel de vida que hay en este país, lo cierto es que la adaptación no fue nada sencilla.
En primer lugar, Natalia Rodríguez tuvo que cambiar no solo su forma de vida en lo que respecta a la dinámica e idiosincrasia de Dinamarca, sino también en cuanto a sus hábitos alimenticios, ya que hay ciertas comidas que aportan vitaminas que son necesarias para poder lidiar con el ambiente del país europeo.
Debido a las pocas horas de luz solar que hay en Dinamarca, a diferencia de Chile y los países de la región, Natalia Rodríguez tuvo que comenzar a ingerir vitaminas nuevas para compensar. Pero además, la exchica “Yingo” también cambió hasta la decoración de su hogar para adaptarse.
No fue fácil
“Fue súper duro acostumbrarme al invierno en Dinamarca. Mi mente me decía automáticamente cuando se hacía oscuro que me tenía que ir a acostar”, comentó Arenita a Las Últimas Noticias (LUN) sobre el drástico cambio que experimentó en el país europeo en donde a partir de las 15.30 la luz solar comienza a desaparecer.
“Fue súper duro acostumbrarme al invierno en Dinamarca".
“No sabía que tenía que tomar una vitamina, D3, que es indispensable, sobre todo para las personas que venimos de países donde hay más calor, porque no hay luz solar y es más fácil que te dé cansancio y hasta depresión”, agregó Natalia Rodríguez, quien también reveló al citado medio cómo es su vida laboral, cuyas jornadas de trabajo comienzan a las 8 de la mañana y terminan a las 16.
“Es muy bueno que se pueda salir temprano del trabajo, donde tienes el día libre para hacer tu vida, lo que te gusta. Eso rescato mucho de vivir acá”, sostuvo Arenita, a la vez que remarcó lo bien que se vive en Dinamarca respecto de la seguridad que hay allí, cosa totalmente distinta a lo que ocurre en Chile.
“Salir a la calle y no tener miedo no tiene precio. Cuando llegué de Chile tenía ese trauma y cada paso que daba acá me daba vuelta para ver si alguien me venía siguiendo”, aseveró Natalia Rodríguez.