Las manzanas tienen un lugar especial. La fruta es querida por muchos y se puede aprovechar durante todo el año. En añadidura, es un ingrediente cuya versatilidad le permite ser parte de una multitud de recetas. Aun así, sus métodos de conservación traen alguna controversia.
Si bien la congelación afecta la textura crujiente de las manzanas frescas, se presenta como el método de conservación más eficaz para prolongar su vida útil. Así lo entiende la experta en alimentos agrícolas Gipe Stewart en una entrevista para “Real Simple”.
“La congelación afecta la estructura celular de las manzanas, como ocurre con otras frutas”, dice la especialista. Sin embargo, esto no es un gran inconveniente, ya que abre otro abanico de posibilidades gastronómicas para la fruta.
Las manzanas congeladas pueden servir para la elaboración de tortas, puré casero o una mermelada. Para ello, antes de ponerlas en el congelador, debemos lavarlas cuidadosamente bajo agua corriente para eliminar cualquier residuo. Si decides guardarlas peladas es mejor debido a que esto garantizará una textura más uniforme después de descongelarla.
Las manzanas congeladas pueden servir para la elaboración de tortas, puré casero o una mermelada.
¿Cómo se hace?
Según la experta, lo ideal es cortar en rodajas las manzanas y colocarlas en una bolsa antes de dejarlas en el congelador. Cabe destacar que es importante etiquetarla con la fecha en la que fue congelada. “Cuando hornee con manzanas congeladas, no es necesario descongelarlas primero”, avisó la especialista.
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