La actividad física es muy importante para mantener la salud tanto del organismo como psicológica. En tiempos de nerviosismo y estrés, salir a correr o andar en bicicleta puede ser también una buena forma de desconectarse por un momento de las obligaciones y los problemas.
Una de las actividades más simples y accesibles para todo el mundo, es la de salir a correr. A simple vista parece ser que no se necesita nada, más que ropa cómoda y mucho espacio, sin embargo, la clave para hacerlo bien y sin riesgos es usar un buen par de zapatillas.
Hoy en día existen muchas tiendas especializadas en “running”, en las tiendas de deporte tradicionales, a veces puede suceder que se ofrezcan zapatillas muy cómodas y vistosas, pero que no sean las más recomendadas e indicadas para correr.
Elegir el talle correcto.
Lo primero será asegurarse de elegir el talle correcto. Aquella famosa frase de “con el tiempo cede” que suelen decir los vendedores de calzado, no es así, por lo que la prenda debe quedar cómoda desde el primer momento, ni demasiado ajustada ni demasiado suelta, cubriendo desde el talón hasta la punta.
A lo seguro
Como suelen recomendar las madres, la mejor forma de poner a prueba un par de zapatillas antes de comprarlas, es caminar un poco con ellas y evaluar cuál es la sensación. Muchas veces, calzados muy vistosos pueden resultar incómodos, hay que recordar que en este caso se busca proteger el pie de la exigencia para evitar malos ratos y dolencias.
Una clave a la hora de comprar zapatillas, es probárselas con las medias similares o iguales a las que se vayan a usar, para tener la certeza de que no habrá sorpresas a la hora de utilizarlas. Los expertos recomiendan también cambiar las zapatillas de correr después de cumplidos entre 500 y 800 kilómetros.
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