Una buena alimentación tiene que llevar comidas de todo tipo. A veces, un buen indicador es incluir en la dieta la mayor variedad posible de texturas, colores y por supuesto gustos. Incluso de aquellas comidas que tienen sabor amargo, que tanto rechazo suele generar, en especial en los más pequeños.
Y es que ese gusto amargo que caracteriza a tantos alimentos distintos, en realidad está delatando la presencia de importantes nutrientes en la comida. Puede tratarse de compuestos naturales o productos de reacciones químicas que suceden durante la alimentación, y generan algunos componentes fundamentales para la vida.
Muchos alimentos amargos, como el té verde, el cacao y las verduras crucíferas, son ricos en antioxidantes. Esto quiere decir, que tienen compuestos que pueden proteger las células del daño causado por radicales libres y reducir el riesgo de enfermedades crónicas, incluso prevenir condiciones cardíacas y oncológicas.
Las verduras de hoja verde oscuro y las hierbas amargas, tienen por otro lado propiedades antiinflamatorias. Esto resulta muy útil para personas con enfermedades crónicas, como reuma o gota, y para disminuir también el consumo de comprimidos sintéticos.
Otro punto clave, es que incluir comidas amargas en la alimentación puede ayudar a mejorar la digestión. La achicoria, la endibia y las hierbas amargas, pueden estimular la producción de saliva, ácido estomacal y bilis, esto es fundamental para la digestión y la absorción de nutrientes.
Algunos viejos conocidos
El café, por otra parte, que muchas veces está contraindicado en muchas dietas y se recomienda su consumo con discreción, contiene cafeína y otros compuestos vegetales, con importantes propiedades. Un consumo regular de café, puede prevenir situación como el Mal de Parkinson, cuidar el hígado y el Alzheimer.
El té verde puede actuar como un potente antioxidante, al igual que el perejil, que por otro lado ayuda a reducir los niveles de colesterol. Por último el apio contiene compuestos amargos como los ácidos fenólicos que pueden ayudar a la digestión estimulando la producción de bilis en el estómago.
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