Los zapatos y zapatillas son una pieza fundamental en el guardarropas. Pero a diferencia del resto de la vestimenta, que se puede doblar y guardar en cajones de forma compacta, el calzado puede llegar a ocupar una gran cantidad de espacio si no se organiza de forma apropiada.
Muchas veces, por falta de tiempo y organización, los zapatos quedan regados por el suelo después de un agotador día de trabajo, y luego se convierten en un obstáculo a la hora de caminar. Ni hablar del riesgo de extraviar uno del par y no encontrarlo cuando se lo necesita.
Por eso, y como gran regla para acomodar un espacio, hay que comenzar por la organización y clasificación. Decidir qué calzados se utilizarán con más frecuencia, como zapatillas y zapatos de trabajo, y cuáles son aquellos que se usan de vez en cuando, como zapatos de fiesta por ejemplo.
Organización y clasificación.
Después lo mejor es organizarlos por estilo, para saber dónde está cada cosa. De este modo, se agrupan por un lado las zapatillas, por otro lado los zapatos de tacones, las botas y demás. A veces, algunos calzados quedan dentro de sus cajas las cuales deberán quedar etiquetadas apropiadamente para saber su contenido a simple vista.
Aprovechar los espacios libres
Cada rincón sin ocupar de la casa puede ser un buen espacio para guardar el calzado, debajo o arriba de los armarios, en las esquinas, o incluso debajo de la cama. Eso sí, siempre tener en cuenta protegerlos de la humedad y el polvo.
También se pueden comprar, o fabricar en el caso de aquellos que tengan la habilidad, estantes de tela colgantes, con cubículos donde colocar cada par de zapatos, enfrentados en posición opuesta para optimizar al máximo el uso del espacio.
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