Por lo general, la piel suele ser la primera en sentir los efectos del clima, Entre todas las zonas expuestas, hay una que sufren particularmente: las manos. Cuando esta zona se agrieta o reseca, el malestar va más allá de lo físico.
Una buena hidratación interna es el primer paso para mantener la piel de las manos elástica y protegida. Aunque no sintamos sed, el cuerpo sigue necesitando líquidos. Incorporar infusiones sin cafeína, caldos caseros, o agua con rodajas de frutas o jengibre puede ser una forma efectiva de sostener el hábito.
Los alimentos también juegan un rol clave. Los ácidos grasos esenciales presentes en la palta, las semillas de chía, el salmón o las nueces ayudan a nutrir la piel desde adentro.
"Los alimentos también juegan un rol clave".
Los remedios caseros pueden ser aliados poderosos si se usan bien. Un baño tibio de manos con avena y aceite de almendras seguido de una buena humectación puede devolverles suavidad y flexibilidad.
Aliviar tensiones
Además del cuidado externo, sumar ejercicios para las manos puede marcar una gran diferencia. Estimular la circulación, mantener la movilidad y aliviar tensiones acumuladas fortalece la piel desde su base. Son cinco minutos al día que se transforman en un acto de conexión con uno mismo.
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