Si bien hoy en día se cultiva y consume en casi todo el mundo, el tomate tiene sus raíces en América del Sur, concretamente en Perú y Ecuador. En el siglo XVI, los pueblos originarios de México lo cultivaban, y fue gracias a la llegada de los europeos que esta fruta cruzó el océano para instalarse en todo el continente.
El tomate, presente en ensaladas, salsas, jugos y dietas de todo tipo, es mucho más que un simple ingrediente. Su composición, con más de un 90 por ciento de agua y sólo 18 calorías por cada 100 gramos, lo convierte en una opción ligera, hidratante y versátil.
Además de proteger el corazón, el tomate fortalece el sistema inmunológico gracias a su contenido en vitamina C y polifenoles, que combaten los radicales libres. También mejora la salud ocular, la piel y el cabello, al transformarse en vitamina A en el organismo.
Los beneficios del tomate se extienden también al sistema óseo, al ser una fuente importante de vitamina K, esencial para el crecimiento y fortaleza de los huesos. Incluso demostró ser eficaz para ayudar a prevenir el hígado graso y a mantener estables los niveles de glucosa en sangre, lo que lo hace muy útil para personas con diabetes.
"Demostró ser eficaz para ayudar a prevenir el hígado graso".
Variedades alrededor del mundo
Lo que pocos saben es que, con más de 10.000 variedades alrededor del mundo, el tomate no sólo es rojo: también existen tomates amarillos, naranjas, verdes, morados y hasta multicolores.
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