Con el paso del tiempo, es normal que los cubiertos pierdan ese brillo que los hace lucir elegantes sobre la mesa. Afortunadamente, existe un truco casero que se popularizó incluso en cocinas profesionales por su eficacia y bajo costo: el uso de papel aluminio para devolverles la vida.
Si bien no se trata de una técnica respaldada científicamente, la experiencia demuestra que funciona. El método es sencillo: se hierven los cubiertos con bicarbonato de sodio, azúcar y pequeñas bolas de papel aluminio en una olla con agua.
Esta mezcla crea una reacción en la que el aluminio, al interactuar con el bicarbonato y el agua caliente, provoca un intercambio de electrones que remueve los residuos adheridos al metal. Por su parte, el azúcar suaviza el proceso, reduciendo el riesgo de rayar los cubiertos.
Lo bueno es que este procedimiento sirve tanto para cubiertos de acero inoxidable como para aquellos de plata, restaurando su brillo de manera eficaz. Tras unos minutos de ebullición, basta con enjuagarlos con agua tibia y secarlos con un paño suave.
"Sirve tanto para cubiertos de acero inoxidable como para aquellos de plata".
Otras alternativas
Además del truco del aluminio, existen otras alternativas efectivas, como frotar los cubiertos con algodón impregnado de agua oxigenada para lograr un brillo instantáneo, o preparar una mezcla de vinagre blanco con bicarbonato y aplicarla con un cepillo para una limpieza más profunda.
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