En la cocina, la esponja es una de esas herramientas que pasan desapercibidas, pero que cumplen un rol fundamental en la limpieza del hogar. Sin embargo, el hecho de seguir usándola por más tiempo del recomendado podría estar exponiéndote a problemas de salud.
La acumulación de restos de comida y la constante humedad hacen de la esponja un entorno ideal para el crecimiento de microorganismos. De hecho, investigaciones han demostrado que puede albergar millones de bacterias en tan solo unos días.
Según los especialistas en salud y limpieza, la recomendación general es cambiar la esponja de cocina al menos cada 15 días. Esto, sin embargo, puede variar dependiendo de la frecuencia de uso y el tipo de alimentos que se limpian con ella.
"La recomendación general es cambiar la esponja de cocina al menos cada 15 días".
Los expertos dicen que, si la esponja comienza a desprender mal olor, presenta manchas oscuras o se rompe con facilidad, es una clara señal de que debe ser reemplazada de inmediato.
Prolongar su vida útil
La buena noticia es que hay formas de prolongar la vida útil de la esponja si se le da un mantenimiento adecuado. Un enjuague con agua caliente y detergente después de cada uso, así como dejarla secar completamente en un espacio ventilado, puede reducir significativamente la proliferación de bacterias.
Otro punto clave es evitar la contaminación cruzada. Para esto, los expertos recomiendan clasificar las esponjas según su uso. Una forma práctica de hacerlo es establecer un código de colores: una para los platos, otra para las ollas y otra distinta para la estufa.