Los frutos secos pueden desempeñar un papel clave en la salud digestiva, especialmente cuando se trata de combatir el estreñimiento. Aunque muchas veces son reconocidos por sus beneficios para el corazón o el control del peso, lo cierto es que también tienen un efecto positivo en el tránsito intestinal.
Incluir frutos secos en la dieta, junto a una buena hidratación y hábitos alimentarios equilibrados, puede marcar una gran diferencia en el sistema digestivo. La fibra insoluble presente en muchas de estas variedades ayuda a aumentar el volumen de las heces y facilita su paso por el intestino, evitando la retención y el endurecimiento que suelen generar molestias.
Otra ventaja de estos alimentos es su efecto sobre la microbiota intestinal. Al actuar como prebióticos, algunos frutos secos ayudan a nutrir las bacterias beneficiosas del intestino, lo que mejora no solo la digestión, sino también la respuesta inflamatoria del organismo.
Para aprovechar sus beneficios es importante elegir versiones naturales: sin sal, azúcares, ni aditivos. Estos componentes procesados pueden interferir con el efecto laxante que se busca. Almendras, pistachos, nueces pacanas y macadamias son algunas de las opciones más recomendadas.
"Para aprovechar sus beneficios es importante elegir versiones naturales".
¿Cómo integrarlos a la dieta?
El consumo regular y moderado de estos frutos secos puede integrarse fácilmente a la rutina diaria: como parte de un desayuno, en una ensalada, o simplemente como merienda entre comidas.
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