Lavar el arroz antes de cocinarlo puede parecer una costumbre sin mucha ciencia detrás, pero en realidad es una práctica muy común en otras culturas gastronómicas como en Asia e India. Si bien para algunos este paso previo es automático, para otros sigue siendo un interrogante: ¿es realmente necesario?
Lo cierto es que este sencillo paso previo tiene múltiples beneficios que influyen en la textura, el sabor y la limpieza del arroz. Uno de los motivos principales para hacerlo es la eliminación del exceso de almidón que recubre naturalmente los granos.
Este almidón, si no se elimina, puede generar una textura pegajosa que no siempre es deseada, sobre todo en preparaciones donde se busca un grano de arroz más suelto y esponjoso.
Además de mejorar la textura, lavar el arroz también ayuda a eliminar residuos, polvo, e incluso trazas de pesticidas u otras impurezas que pueden quedar en los granos durante el proceso de cultivo, almacenamiento o transporte.
"Lavar el arroz también ayuda a eliminar residuos".
La contra de lavar el arroz
Al lavar el arroz, también se puede perder parte de su valor nutricional. Para solucionar esto, el científico medioambiental Manoj Menon, de la Universidad de Sheffield, propone un método alternativo que no solo conserva mejor los nutrientes, sino que también reduce la presencia de arsénico, una sustancia tóxica que puede encontrarse en algunos tipos de arroz.
Este procedimiento implica una cocción inicial corta con mayor cantidad de agua, que luego se descarta, antes de continuar con una segunda cocción con agua fresca.
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