Xi Jinping tiene claro lo que quiere para China. El líder asiático busca, en principio, mantenerse en el poder y luego de eso convertir a su país en una "nación socialista moderna" en 2035 y una gran potencia "fuerte y próspera" en 2049.
El presidente de la República Popular China, Xi Jinping, ha puesto en marcha una serie de medidas en el último año y medio, como parte de su propuesta para renovar el mandato que tiene desde 2013.
Es por ello que esta semana, el Sexto Pleno del 19 Comité Central del Partido Comunista de China está reunido en Pekín en una sesión. De ser aprobada una resolución sobre la historia del partido, consagrará la supremacía de Xi Jinping como líder del país, llevándolo directamente a renovar su mandato en 2022 por, al menos, cinco años más.
Firme en su ideología
Entre los planes que Xi Jinping vislumbra para China, según sus declaraciones, está el de poner mucha más presión sobre las grandes fortunas, sacar nuevos reglamentos contra los monopolios y oligopolios, generar nuevas oportunidades para todos a nivel de educación, impulsar la innovación para luchar contra el deterioro medioambiental y crear un marco regulador para el uso y control de datos.
Su intención de gobierno a nivel internacional es proporcionar tecnología al resto de los países para protegerse de alguna manera de los impactos geopolíticos o problemas en las cadenas de suministro. Por otra parte, Xi Jinping planea seguir fortaleciendo a China en el escenario internacional, a pesar de las tensiones con Estados Unidos, con el regreso de la grandeza diplomática, económica y militar.
Mientras tanto, dentro del territorio, su mirada fijada está en hacer una sociedad más igualitaria y cohesionada, unida por lo que los grandes líderes del pasado Mao Zedong y Deng Xiaoping describieron como una "prosperidad común" bajo el manto, la legitimidad y el control del partido. De esta manera, estaría acabando con la desigualdad que existe en la China actual entre las distintas capas sociales y, sobre todo, entre la ciudad y el campo.