Desde hace semanas Turquía está atravesando un momento dramático, en donde los incendios forestales arrasan con todo a su paso.
Hasta el momento, al menos ocho personas han muerto en docenas de incendios que comenzaron días atrás y que han quemado alrededor de 95.000 hectáreas según notificaron.
En este sentido, el fuego destruyó grandes extensiones agrícolas, viviendas y granjas. Además, aldeas y hoteles debieron ser evacuadas inmediatamente.
El Gobierno de Turquía ha desplegado alrededor de 4000 personas, junto con cientos de vehículos de emergencia, para ayudar a combatir las llamas esta semana.
Bekir Pakdemirli, ministro de Agricultura y Silvicultura del país europeo, declaró que al menos 77 casas han sido dañadas en la provincia de Antalya y más de 2000 animales de granja han muerto.
Además, señaló que, hasta el domingo pasado, se consiguió controlar 91 focos en el país pero que siguen las tareas de extinción en seis incendios: dos en la provincia de Antalya, tres en Mugla y uno en Tunceli, en Anatolia central.
El Presidente, Recep Tayyip Erdogan, por su parte, visitó algunas zonas afectadas y declaró a partes de cinco provincias de la costa mediterránea como “zonas de desastre”.
A través de su cuenta de Twitter, el mandatorio de Turquía sostuvo que "continuaremos tomando todas las medidas necesarias para curar las heridas de nuestra nación, compensar sus pérdidas y mejorar sus oportunidades incluso mejor que antes”.
En cuanto al motivo de los incendios, las autoridades indican que si bien, los fuegos suelen ser comunes en algunas regiones de Turquía, durante los áridos meses de verano, los siniestros forestales habrían sido provocados. Es así que prometen llevar a los presuntos responsables ante la justicia.