Cada verano los desastres naturales cada vez se hacen más presentes y su nivel de impacto crece con el paso del tiempo. El mundo entero se está viendo afectado con estos fenómenos causados por la crisis climática, especialmente el hemisferio norte.
Durante las últimas semanas se dieron una serie de sucesos caóticos que afectó a Europa, China occidental, América del Norte y el subártico.
Mientras que China y Europa resisten a las inundaciones, América del Norte y el Ártico se enfrentan a grandes olas de calor e incendios forestales que parecen ser imposibles de apagar.
La crisis climática hizo que el clima que conocíamos en el pasado comience a mutar y cambie los ciclos de las estaciones. Un claro ejemplo es lo que está pasando en Groenlandia, en donde el hielo se derrite en grandes cantidades debido a que las temperaturas en los países nórdicos están superando los 20 grados, algo nunca antes visto.
Por su parte, Inglaterra comunicó en su informe anual que indica que los eventos extremos se están volviendo comunes. El país británico registró el pasado agosto de 2020, una temperatura de 34 °C en seis días consecutivos en el sur y se espera que en el futuro la temperatura llegue a los 40 °C.
Canadá tampoco se salvó de las altas temperaturas, el récord nacional fue el pasado junio con 49,6 °C registrados en las regiones de Lytton y Columbia Británica, que sufrió una serie de incendios forestales que casi terminan con la ciudad.
Según los estudiosos, las inundaciones y los incendios están conectados con el sistema climático ya que el clima de la Tierra es un tanto complejo y caótico. El mismo supone flujos de energía entre la tierra, el océano y la atmósfera, que deben tenerse en cuenta como un todo y no por separado para poder estudiar los desastres naturales.
Mientras tanto, los científicos se encuentran realizando una investigación internacional que intenta mapear estas complejas relaciones.