Las sequías causadas al rededor del mundo a causa de la crisis climática son una realidad que continúa generando problemas. Los climas secos en lugares con temperaturas altas no son una buena combinación, ya que hacen imposible detener los incendios forestales.
En el caso de Atenas, Grecia, las autoridades están intentando apagar un incendio que comenzó hace una semana atrás sin tener demasiado éxito.
Las llamas se expandieron hasta el territorio de Turquía y muchos pueblos tuvieron que ser evacuados ante el peligro. Ya van 150 incendios contados desde el pasado martes 3 de agosto y las llamas parecen estar muy lejos de apagarse.
En algunos pueblos, muchos hombres evacuaron a sus esposas, niños y a los más ancianos para su seguridad y luego se unieron a la pelea de los bomberos y las autoridades para ayudar a detener las llamas.
Muchos griegos se quedaron sin hogar y la mayoría tuvieron que ser evacuados en barcos. Uno de los residentes de uno de los pueblos explicó que muchos "se negaron a irse y a abandonar sus casas", y otro agregó que "toda Grecia ha ardido en llamas".
Por su parte, el Gobierno le pidió ayuda a través del sistema de apoyo de emergencia de la Unión Europea para ayudar a contener el incidente, ya que en la Región de Mani el 70% de la zona fue destruida. "Es una catástrofe bíblica. Estamos hablando de las tres cuartas partes del municipio", dijo la vicealcaldesa Eleni Drakoulakou.
Por suerte, la Unión Europea respondió al pedido de ayuda de los griegos y Francia, Ucrania, Chipre, Croacia, Suecia, Israel, Rumania y Suiza llegaron con bomberos y aviones para ayudar a detener la "catástrofe bíblica".
Las autoridades advirtieron que esperan que los incendios continúen propagándose ya que la temperatura superó los 40 grados, lo cual complicaría la lucha contra el desafortunado incendio que ya quemó miles de hectáreas de bosques y mató muchas especies de la fauna local.