Luego de dos semanas de confinamiento general en Shanghái, el descontento de los 26 millones de habitantes que hacen vida en esa ciudad va en crecimiento, pero aún así las autoridades de China no dan su brazo a torcer para reducir las restricciones de movilidad.
Según los últimos informes, el número de contagios de COVID sigue sin estabilizarse en Shanghái. La Comisión Nacional de Salud reportó el sábado 3.590 casos positivos en la ciudad más grande de China, a los que se suman otros casi 20 mil asintomáticos que no aparecen en las estadísticas oficiales de contagios.
¿Qué está pasando?
Evidentemente, tras la aparición de nuevos casos y con un panorama que no tiende a mejorar, las autoridades han impedido que las personas salgan de sus hogares para evitar mayores contagios y un posible colapso del sistema de salud.
Una de las situaciones que más afecta es que ni siquiera se puede salir a comprar alimentos.
Sin embargo, el descontento de la colectividad ha llevado a que los ciudadanos encaren directamente a la policía de Shanghái, convirtiéndose en un hecho incontrolable. Pero más allá del tener que quedarse en casa, una de las situaciones que más afecta es que ni siquiera se puede salir a comprar alimentos, generando serios problemas de abastecimiento.
Lo que está sucediendo en Shanghái ha activado las alarmas en el resto de China, donde el temor a los confinamientos masivos por casos positivos de COVID, y los problemas de desabastecimiento han elevado las ventas de refrigeradores, congeladores e incluso de semillas de vegetales para cultivar en casa.