Las personas mayores y quienes se dedican a la jardinería conocen muchos secretos para cuidar y proteger a las plantas. Sin dudas, uno que siempre da qué hablar está relacionado con cómo regar el jardín para que crezca más lindo o esté más fuerte.
Allí nace la controversia sobre si regar los espacios verdes del hogar con agua caliente, fría o tibia. Esto, que se denomina tratamiento térmico, genera mucha curiosidad entre los que pocos saben de jardinería y, por ello, es importante reconocer sus ventajas y desventajas.
El agua caliente en las plantas parece una idea descabellada, sin embargo, puede ser un excelente tratamiento casero si se lo aplica de manera correcta.
Puede que hayas escuchado hablar sobre remedios inusuales para afrontar las plagas u otras enfermedades de las plantas, pero el agua hirviendo funciona de manera efectiva contra ciertos patógenos.
Se diferencia de los pesticidas o remedios industriales en el sentido de que, el líquido transparente, es más seguro para los vegetales.
Por supuesto que es importante tener cuidado al aplicarlo, pues la planta puede resultar severamente dañada.
Si el agua está demasiado caliente, puede matar a la planta, por lo que se recomienda implementar si lo que se desea es matar y controlar las malas hierbas y las plantas no deseadas.
Asimismo, puede usarse para acabar con las malas hierbas en las grietas de las aceras, entre los adoquines e incluso en el jardín. Siempre se debe evitar que el líquido a tanta temperatura toque sus plantas deseables.
Existen algunas que son más tolerantes al agua caliente que otras, pero antes de intentar tratarlas así es mejor contar con un termómetro de sonda para asegurarse de conocer la temperatura del agua que se está vertiendo en las plantas.