En la intimidad de nuestro hogar y en el calor de nuestras cocinas solemos tener costumbres que pueden ser perjudiciales para nuestra salud. Como por ejemplo, la recuperación de las frutas y verduras.
Una de ellas es consumir alimentos con moho, obviamente quitándole la parte afectada. Sin embargo, el consumo de frutas y verduras en mal estado puede ser altamente nocivo para tu salud.
Los microorganismos que se alojan en la fruta con moho pueden llegar a dañarte, incluso si la parte “pasada” es extraída del alimento.
Es que, si bien los alimentos de origen vegetal son fundamentales para una alimentación balanceada, es mejor no consumirlos si ya les pasó su hora.
Suele ser muy común encontrar una fruta o vegetal podrido y cortar la parte afectada para poder consumirlo. Cuando encontramos una manzana o una pera con una parte en mal estado, solemos cortarla y comer el resto, que aparenta estar en buenas condiciones.
Sin embargo, aunque no lo veamos, la fruta ya está completamente afectada por los microorganismos que la afectaron.
Es que, en realidad, existen miles de tipos de moho, algunos comestibles y otros perjudiciales. El moho que se forma en los vegetales, por ejemplo, es uno de los más dañinos para el organismo.
Estos microorganismos forman ramas, como hilos delgados casi invisibles llamadas hifas, que van penetrando en toda la comida, ya sea fruta, pan, o yogur.
Además, la fruta con moho puede tener también bacterias nocivas, que pueden producir desarreglos digestivos como dolor de estómago y diarrea.
Esto no es todo: también pueden generar micotoxinas, un compuesto mucho más peligroso. Además, cabe destacar que el moho de los alimentos vegetales es tóxico y sobrevive a cualquier procesamiento.
Lo curioso es que las micotoxinas no producen síntomas inmediatos, por lo que implican más riesgo, ya que van acumulándose en el organismo. De hecho, hasta pueden producir daño hepático, cáncer y deficiencias en el sistema inmunológico.
Por este motivo es de vital importancia desechar la fruta enmohecida, sin rodeos. En casos de descomposición solo es seguro retirar el moho de algunos alimentos duros, como el salame, el queso o las zanahorias.