Ser padres es un trabajo de tiempo completo y sin vacaciones. Desde cambiar el pañal y dar el biberón, pasando por los primeros días en la escuela y comprar todos los útiles escolares, pero la verdadera graduación llega al momento de enfrentarse con un adolescente.
Se cree desde siempre, y con hartas pruebas que lo respaldan, que la adolescencia es el momento más complejo en la vida de las personas, y que lidiar con un adolescente puede parecer una verdadera misión imposible. Pero lo cierto es, que también es una etapa de mucha sensibilidad y creatividad, que se puede aprovechar al máximo.
Lo primero que hay que tener en cuenta, es que el adolescente se encuentra en un período de transición muy complejo. Los cambios que se manifestaron en la preadolescencia comienzan a asentarse y el joven de a poco comienza a aceptar, o no, la nueva persona que es ahora. Esto genera muchas dudas y ansiedades.
Como todo cambio, puede generar temor, y ante el temor aparecen el rechazo y la rebeldía, el impulso de querer cambiar las cosas como son de raíz. Es por eso que el adolescente suele ser contestatario y siempre querer ir contra la corriente. Por eso es fundamental la paciencia, y nunca tomarse ningún desafío o agravio de forma personal.
Ponerse en el lugar del otro
Es muy importante saber escuchar al adolescente, estar preparado a cualquier planteo que pueda llegar a tener, intentar comprender lo que le sucede. A veces, es muy probable que los jóvenes prefieran hablar con cualquier persona menos con sus padres, entonces el círculo de amigos será fundamental, pues será con ellos con los que resolverá los grandes traumas de su vida.
Algo muy importante, es intentar ver lo mejor de tu hijo adolescente, aunque sea desordenado, olvidadizo o lo que sea, siempre habrá algo en lo que se destaque y lo haga feliz, y en lo que será fundamental alentarlo. Una acción clave, será recordar la propia adolescencia, para así poder ponerse en el lugar del otro, y poder dar el mejor consejo en el momento justo.