Las vacaciones de verano están cerca, y todos empezamos a pensar en las posibilidades que nos ofrece nuestro país para realizar una escapada a un espacio que nos permita desconectar y a la vez refrescarnos; y una excelente opción son las cascadas.
Nada mejor para un paseo que el contacto con la naturaleza, experiencia que además de permitirnos descansar, nos relaja y nos proporciona bienestar física y emocional. En nuestro país tenemos la suerte de contar con lugares excepcionales, y con varias cascadas que valen la pena conocer.
El agua suele asociarse al concepto de vida.
Como es bien sabido, el agua suele asociarse al concepto de vida, y es un elemento que muchos consideran como el ideal para atraer energías positivas. Esto hace que la visita a una cascada se vuelva aún más atractiva. Te invitamos a descubrir tres cascadas que tienes que visitar para pasar una jornada inolvidable.
Tres cascadas que nadie se puede perder
Cascada Invertida (Maule): es un fenómeno natural único, que desafía a las leyes de la física, y es que en esta cascada, el agua en lugar de caer por gravedad, sube. Esto ocurre por las corrientes de aire ascendentes que impulsan el agua en pleno salto. Quienes quieren refrescarse en el lugar, perfectamente pueden hacerlo tomando un baño a los pocos metros de la llegada del agua.
Salto del Laja (BíoBío): es un lugar que muestra un paisaje impactante, por su enorme amplitud y caída. en la zona se pueden contemplar cuatro saltos de agua, y la cascada principal de 35 metros de altura, es la que sobresale. En verano el caudal del Salto del Laja disminuye, pero el visitante puede tomarse un baño en la laguna a los pies de la cascada, de modo que en cualquier época del año la visita merece mucho la pena, tendiendo en cuenta además, que declarado Centro de Interés Turístico, el espacio cuenta con una buena infraestructura de servicios y se puede pasear por los bosques nativos.
Las Cascadas (Los Lagos): el pueblito de Las Cascadas (Puerto Octay), en la orilla norte del Lago Llanquihue, es una población pequeña, pero con mucha actividad en verano por su playa lacustre de arena fina y su entorno natural. Para llegar a la cascada se debe andar por un sendero ideal para los amantes de la naturaleza, por su abundante vegetación de selva fría. Al final del camino, la cascada de más de 40 metros de altura cae desde una pared vertical repleta de musgo.