La natación como deporte es una práctica sumamente valorada desde la antigüedad. Culturas como la egipcia, la griega y la romana incluían la enseñanza de esta disciplina en los claustros escolares; mientras que los griegos la utilizaban como forma de entrenamiento no solo físico, sino también espiritual.
Es conocido que la natación es uno de los deportes más completos, y esto tiene que ver, entre otras cosas, porque en su práctica se ven implicados un gran número de los músculos del cuerpo, lo que termina por potenciar la fuerza, la resistencia y la flexibilidad.
Cuidamos la salud y el bienestar tanto físico como mental.
Pero la natación, que es recomendada para personas de todas las edades, brinda un alto listado de beneficios. Al sumergir nuestro cuerpo en el agua para la práctica deportiva, cuidamos la salud y el bienestar tanto físico como mental. A continuación se detallan los principales aportes de la disciplina a la salud.
Siete beneficios de la natación
- Fortalece los músculos: al practicar natación, utilizamos la mayoría de los grupos musculares de nuestro cuerpo, tanto del tren superior, como los brazos y los hombros; como del inferior, como los glúteos y las caderas.
- Mejora la elasticidad: la natación aumenta la flexibilidad y la elasticidad de los músculos, y esto gracias a los movimientos que se realiza con las articulaciones durante el nado. Esto ayuda a adquirir una mayor movilidad y flexibilidad de las extremidades.
- Mejora la coordinación y la agilidad: nadar contribuye a mejorar la coordinación motora. Cuando se sigue una técnica adecuada, la mejoría es bastante marcada.
- Mejora el equilibrio: además de contribuir al equilibrio, ayuda a conseguir un tiempo de reacción más eficiente y rápido. Al practicar la natación, el flujo sanguíneo aumenta, y con ello se mejora en gran medida la memoria y se favorece el aprendizaje.
- Ayuda a perder peso: estudios demuestran que, cuando practicamos natación, el cuerpo puede llegar a quemar de 500 a 1000 calorías. Hay que tener en cuenta que este consumo energético varia de una persona a otra, de un estilo a otro, y también influye la temperatura del agua.
- Activa el sistema circulatorio: al realizar ejercicio en posición horizontal, el retorno sanguíneo es mayor porque la sangre no tiene que luchar contra la gravedad a la hora de desplazarse por el cuerpo. Además, cuando nadamos, el agua ejerce un efecto masaje sobre los músculos, activando la sangre y favoreciendo la circulación.
- Mejora el estado de ánimo: la natación, como cualquier actividad de alta intensidad, ayuda al organismo a segregar unas sustancias químicas conocidas como endorfinas, las cuales ejercen de neurotransmisores y son las encargadas de activar sensaciones de felicidad y plenitud, tanto durante como después del entrenamiento.