Los meses de frío son una temporada dura para nuestras manos y no es de extrañar que tiendan a resecarse. Los cambios bruscos de temperatura (la combinación de condiciones de frío en el exterior y de aire caliente seco en el interior de las casas), elimina la hidratación natural de la piel y, a menudo, la deja áspera, seca y se agrieta.
También hay otros factores a tener en cuenta durante los meses de invierno. Por ejemplo, solemos lavarnos las manos más a menudo para evitar contagiarnos de gripes y resfriados, pero el uso de agua caliente y jabones agresivos puede dañar la capa protectora externa de la piel.
Es fundamental la incorporación de algunos hábitos.
Si nos encontramos en esta situación o queremos evitarla, es imprescindible que aprendamos cómo cuidar nuestras manos. Es fundamental la incorporación de algunos hábitos, como así también tener a mano los productos adecuados, ya sea cremas o jabones.
Cómo ocuparnos de nuestras manos
- Debemos empezar combatiendo la deshidratación desde dentro bebiendo mucha agua durante todo el día. Esto mantendrá nuestra piel hidratada, incluida la de las manos.
- Los jabones suaves, que no tengan alcohol ni perfumes, nos ayudaran a mantener saludable la piel de las manos.
- Siempre debemos limpiar con guantes para evitar que las sustancias agresivas de los productos de limpieza sequen nuestra piel.
- Las manos siempre debemos lavarlas con agua templada, porque el agua caliente elimina la capa protectora de la piel.
- Debemos acostumbrarnos a usar guantes si estamos en una zona exterior a muy baja temperatura.
- Es importante que evitemos las prendas de landa cuando la piel está muy seca, puesto que puede resultar irritante.
- Untaros cremas hidratantes específicas para las manos todos los días. Es recomendable por la mañana, después de lavar las manos y por la noche antes de ir a la cama para que actúe toda la noche.