La autoestima tiene que ver con una apreciación subjetiva acerca de nuestro valor como personas. Se trata de un auto concepto basado en los sentimientos, pensamientos, sensaciones y experiencias que tenemos en vinculación con nosotros mismos.
El autoestima es un concepto que se ha estudiado y se estudia muchísimo. Esto tiene que ver con que la baja autoestima conlleva una percepción negativa sobre uno mismo, y es un factor que nos puede afectar emocionalmente y por lo tanto limitarnos en nuestra vida diaria.
Algunos de los síntomas que nos pueden advertir de que nuestra autoestima no está en el mejor momento son los siguientes: No tener seguridad en mí mismo, no expresar opiniones por miedo a ser rechazado, no sentirse merecedor de las cosas buenas o dejarse maltratar con facilidad, entre otros.
Claves para fortalecer la autoestima
Si bien no se debe dejar de consultar con un psicólogo si se percibe una falta de autoestima, hay una serie de recursos que se pueden aplicar en el día a día, que están recomendados por expertos del portal especializado “psicorelacional.com”, y que son lo que se detallan a continuación:
Olvidar las comparaciones: Una de las formas más comunes de sentirse mal con uno mismo es compararse desfavorablemente con los demás. Las personas, tenemos la costumbre de compararnos con aquellos que consideramos que tienen más logros, son más atractivos o ganan más dinero. Las comparaciones negativas que hacemos con otras personas, pueden aumentar nuestros niveles de estrés, frustración y, obviamente afectan negativamente a nuestra autoestima.
No es lo mismo decir “no valgo para nada” que decir “no soy bueno en matemáticas”.
Especificar aquello que nos hace sentir mal: Si queremos potenciar nuestra autoestima, es mucho más efectivo y empoderador ser más específico a la hora de determinar aquellos aspectos particulares de nuestra vida en los que se carece de confianza. No es lo mismo decir “no valgo para nada” que decir “no soy bueno en matemáticas”. Si somos específicos con aquello que nos hace sentir mal, no invalida el resto de aspectos de nosotros mismos y, como problema, puede ser resuelto.
Nosotros no somos nuestras circunstancias: Aprender a diferenciar entre nosotros y nuestras circunstancias es fundamental para mantener una autoestima saludable. Si estamos pasando por un bache económico que no nos permite salir tanto como quisiéramos, viajar o hacer las cosas que nos gustaría, nos podemos permitir sentirnos tristes pero siempre recordando que no por ello valemos menos que las otras personas y que, seguramente, sea una circunstancia personal.
Detectar los patrones de pensamiento negativo: Para comenzar a potenciar nuestra autoestima es muy importante observar nuestro diálogo interior y detectar aquellos patrones de pensamiento negativo que boicotean nuestra autoestima. Cuando los problemas de autoestima han estado presentes durante muchos años, se crean unos patrones de pensamiento negativos que aparecen de manera automática e inconsciente; de ahí la necesidad de pararnos un segundo a reflexionar sobre ellos.Por ejemplo, si tenemos la tendencia de que cada vez que nos miramos en el espejo pensar “no me gusta lo que veo”, deberemos parar un segundo y hacer una especie de nota mental que diga “acabo de tener un pensamiento negativo”.
Responder a los pensamientos negativos: Una vez detectados los patrones de pensamiento negativo mencionados anteriormente, deberemos hacer un esfuerzo psicológico para distanciarnos de ellos y responder de la manera más asertiva posible, reemplazándolos por pensamientos más positivos y fortalecedores. Aunque parezca mucho más fácil de decir que de hacer, la clave para éxito de esta acción es la de construir un hábito positivo a través de la repetición, la persistencia y la determinación.
Reconocer qué hábitos negativos nos perjudican: Las personas solemos adoptar hábitos o costumbres que, aunque sabemos que son autodestructivos, potencian los sentimientos negativos y la baja autoestima. Por ejemplo, ojear compulsivamente revistas de moda con cánones de belleza imposibles o recrearnos en recuerdos dolorosos son algunas de las cosas que solemos hacer y qué nos impiden avanzar en la construcción de una autoestima saludable.
Ayudar a otras personas: Según las distintas teorías psicológicas, ayudar a los demás de manera voluntaria y desinteresada, sobre todo a aquellas personas menos afortunadas que nosotros, aumenta nuestra sensación de “utilidad” y además, nos ayuda a estar menos centrados en nuestros problemas y sacar de la cabeza los pensamientos negativos.