No hay nada como la sensación que nos invade al dar un paseo para relajarnos, especialmente si recorremos un bosque. Muchos estudios han demostrado los innumerables efectos positivos de estar en contacto con la naturaleza.
Chile, en su largo territorio, tiene una gran cantidad de bosques que poseen una flora privilegiada, y que no podemos dejar de disfrutar. La mayoría de ellos se pueden visitar, e invitan a vivir una experiencia única, y a desconectarse del mundo moderno y el estrés de la vida cotidiana.
Son perfectos para renovar energías y hacernos sentir en plenitud.
Los baños de bosque les regalan a los sentidos una sesión completa de regeneración. Es por eso que te presentamos aquí tres de los más hermosos espacios naturales de Chile, lugares que son perfectos para renovar energías y hacernos sentir en plenitud.
Los tres bosques de Chile que debes conocer
Futaleufú: emplazado en los frondosos bosques de la cordillera de los Andes, Futaleufú es uno de los mejores destinos de turismo aventura en Chile. Su nombre viene de la lengua mapuche y en español significa “río grande”. Su río es considerado uno de los tres mejores del mundo para hacer ‘kayak’ y ‘rafting’. Los bosques de la Reserva Nacional Futaleufú son el hogar del huemul, esquivo ciervo endémico de Chile y el ciprés de la cordillera, especies de fauna y flora que se pueden observar haciendo ‘trekking’ o recorriendo los senderos en bicicleta.
Parque Nacional Huerquehue: es un parque de cerros, quebradas y lagunas cristalinas que se pueden aprovechar practicando senderismo, acampando, observando las especies que lo habitan y contemplando sus lagos como el Lago Verde, de color esmeralda, y el lago Toro rodeado de espesos bosques de coigues y araucarias.
Parque Nacional Queulat: es uno de los atractivos turísticos más importantes de la carretera Austral y alberga uno de los bosques más hermosos de nuestro país. Ubicado en la región de Aysén, a 170km al noreste de Coyhaique, se caracteriza por su “Bosque Siempreverde” que está compuesto por coigue, tepú y tepa, además de grandes nalcas y otras especies. Se puede recorrer haciendo ‘trekking’, montañismo y navegación, y uno de los puntos imperdibles es el Ventisquero colgante, un enorme chorro de agua congelado que se precipita al vacío.